Relicario de primera categoría Ex. Ossibus (hueso) .
Hydr. = Hydruntini: del latín para Otranto (Hydruntum en latín), una ciudad del sur de Italia. Esto se conectaría con los Mártires de Otranto, un grupo de 800 cristianos ejecutados en 1480 por los otomanos.
En 1480 fueron decapitados por las hordas musulmanas que acababan de conquistar la ciudad de Otranto en su camino hacia la conquista de Roma. Se les ofreció la conversión, «o la espada». Sus calaveras y huesos están expuestos en la Catedral.
Antonio Primaldo es el único del que ha sido trasmitido el nombre. Los otros compañeros suyos de martirio son ochocientos desconocidos pescadores, artesanos, pastores y agricultores de una pequeña ciudad, cuya sangre, hace cinco siglos, fue esparcida sólo porque eran cristianos.
Durante el proceso para la beatificación de los ochocientos, en 1539, cuatro testigos oculares refirieron el prodigio de Antonio Primaldo, que permaneció en pie después de la decapitación, y la conversión y el martirio del verdugo. Así lo cuenta uno de los cuatro, Francesco Cerra, que en 1539 tenía 72 años:
“Antonio Primaldo fue el primer asesinado y sin cabeza estuvo firme en pie, ni todos los esfuerzos del enemigo lo pudieron abatir, hasta que todos fueron asesinados. El verdugo, estupefacto por el milagro, confesó que la fe católica era la verdadera, e insistió en hacerse cristiano, y esta fue la causa por la que por orden del bajá fue condenado a la muerte de palo”.
La ejecución en masa tiene un prólogo, el 29 de julio de 1480. Son las primeras horas de la mañana: desde las murallas de Otranto comienza a distinguirse en el horizonte haciéndose cada vez más visible una flota compuesta de 90 galeras, 15 mahonas y 48 galeotas, con 18 mil soldados a bordo. La armada es guiada por el bajá Agometh; quien está a las órdenes de Mehmed II, llamado Fatih, el Conquistador, o sea el sultán que en 1451, apenas a los 21 años, había ascendido a jefe de la tribu de los otomanos, que a su vez se había impuesto sobre el mosaico de los emiratos islámicos un siglo y medio antes.
En 1453, guiando un ejército de 260 mil turcos, Mehmed II había conquistado Bizancio, la “segunda Roma”, y desde ese momento cultivaba el proyecto de expugnar la “primera Roma”, la Roma verdadera, y de transformar la basílica de San Pedro en establo para sus caballos.
En junio del 1480 juzga maduro el tiempo para completar la obra: quita el asedio a Rodi, defendida con coraje por sus caballeros, y dirige la flota hacia el mar Adriático. La intención es tocar tierra en Brindisi, cuyo puerto es amplio y cómodo: desde Brindisi proyecta ascender por Italia hasta alcanzar la sede del papado. Pero un fuerte viento contrario obliga las naves a tocar tierra 50 millas más al sur, y a desembarcar en una localidad llamada Roca, a algunos kilómetros de Otranto.
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