CORPUS CHRISTI. TARDO GÓTICO. / S. XV / ESCUELA ITALIANA

Cristo tallado en madera con restos de policromía. 50 cm.  S. XV. 

La serenidad del cuerpo unido a un estudio anatómico  donde destacan las costillas marcadas,  un cuerpo largo,  piernas estiradas, la cabeza ligeramente inclinada a la derecha, el mechón de pelo cayendo sobre el pecho y la tipología del paño de pureza , nos definen un Cristo   tardo gótico de finales del XV,  pero con características italianas por la ausencia de corona tallada. 

La imagen conserva restos mínimos de policromía  y gesso,  pero es evidente  que estos fueron eliminados en una limpieza realizada en  época reciente, de ahí la falta de pátina y la buena conservación de la madera que durante siglos estuvo protegida. Analizando los huecos de los hombros,  podemos observar que es una imagen con brazos abiertos con cierta horizontalidad.

Llama la atención el largo del corpus a la manera de  los crucificados  centroeuropeos góticos de mediados del XV. Parece que tuvo un nudo y caída  del perizonium en el lado derecho, algo habitual en crucificados de la segunda mitad del siglo XV en  Europa.  














Los crucificados del siglo XV en  Castilla  solían seguir unos mismos patrones:
Es característico el enderezamiento general de la silueta de Cristo Crucificado. Solamente la cabeza se inclina un poco hacia la derecha y hacia abajo y las rodillas pueden doblarse ligeramente hacia delante. Los brazos se mantienen por encima de la horizontal, pero el ángulo que forman es muy abierto y en algunos casos incluso llegan a estar casi perpendiculares al cuerpo. Es constante en las imágenes de este momento el encurvamiento de los dedos de las manos en torno a los clavos y la disposición de los pies en rotación interna. El "perizonium" se acorta considerablemente, cubriendo solamente las caderas. Esta característica es común a todos los crucifijos europeos, a excepción de algunos italianos, que mantienen durante más tiempo una longitud hasta por encima de las rodillas. La disposición que adopta, varía según los casos, pero en términos generales suele reducirse a una banda estrecha de tela que se ciñe horizontalmente a las caderas, mediante una lazada o cruzando entre las piernas. En algunos casos, los extremos del lienzo cuelgan por los lados o aparecen desplegados como agitados por el viento. La corona de espinas tiene una gran entidad en los crucifijos del siglo XV y son escasos los que no la llevan. Está tallada adoptando la forma de dos gruesas ramas de espino retorcidas. También en esto se sigue la tradición centroeuropea, pues los crucifijos italianos, o no la llevan o es más pequeña y disimulada.
Todas las imágenes del Crucificado suelen estar sometidas a la influencia flamenca o alemana que se impone en Castilla en la segunda mitad del siglo XV. En los rostros hay una marcada tendencia hacia el expresionismo. Los ojos suelen estar abiertos o entreabiertos y en las obras de más calidad la boca se talla dejando ver los dientes. La anatomía por regla general aparece distorsionada, observándose el interés por el estudio de las venas superficiales. No es muy frecuente, por lo menos en las esculturas de procedencia local, el abuso de la sangre ni de las llagas. El perizoma presenta multitud de pliegues de duras angulosidades, pero también existe un tipo de crucifijo en el que los pliegues se hacen estrechos, largos y cortantes en disposición apretada y paralela. 

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